En marketing se dice mucho que los rebranding existen por una razón: para lograr que el consumidor se olvide de algo que la marca hizo mal. En este caso, vamos a ver qué pasó con Uber y cómo tradujo su problema en un rebranding de la marca.
Antecedentes de Rebranding (2016)
El primer logo de Uber fue el que mucho tenemos en la memoria:
Es una «U» en un cuadrado con vértices redondeados, que puede dar la percepción de anticuado. En Febrero de 2016 Uber hizo su último rebranding, que consistió en un cambio de imagen, que fue el siguiente:
En su momento, su nuevo isotipo (el icono que a todos nos aparecía en nuestro celular, es decir, el de la izquierda de la imagen) fue altamente criticado por parecerse a un espermatozoide, o por no transmitir nada en concreto.
Otras críticas que se le hicieron fue que era literalmente un «asshole» (ano). El sentido real del rebranding del 2016 fue una mezcla de bits y átomos con tecnología.
En ese entonces fue el propio fundador y CEO (Travis Kalanick) quien estuvo a cargo del rebranding (por lo general las empresas de este tamaño tan grande contratan a agencias expertas o especializadas en branding).
Quizá por eso desde el principio el mercado estuvo un poco escéptico de la entonces nueva imagen de marca.
Tengamos en cuenta que Uber llegó a la Argentina en el año 2016 (me tomé un Uber el primer día que se lanzó y conté la «experiencia Uber»), por eso mismo los argentinos difícilmente podamos recordar un logo anterior al de este rebranding (2016).
Las críticas por el rebranding del 2016 sumado a los problemas del CEO (maltratos en la empresa, mal clima laboral, etc) nos llevan a nuestro próximo punto: el rebranding del 2018.
Rebranding actual del 2018
Como dije recién, el CEO de Uber fue acusado de crear un «mal ambiente» en la empresa (junto con algunas acusaciones de abuso por parte de los choferes en países como México).
El principal problema fueron los acusaciones hacia Travis Kalanick debido a un empleado de Uber que publicó en un blog un descargo sobre cómo era trabajar en Uber, donde la discriminación por género y el acoso eran moneda corriente.
A causa a estos problemas, Uber propone un rebranding en pleno 2018.
Con tipografía propia y muy minimalista, podemos ver las letras blancas sobre un fondo negro:
Un hecho importante es que volvió la «U» como principal diferenciador del logotipo. Al contar con tipografía propia la pueden escalar hacia todos sus otros servicios (como Uber Eats).
Acá podemos ver el nuevo logo de Uber aplicado a la app (cómo la vemos realmente en el celular):
Este nuevo logo recuerda mucho al que tenían antes del rebranding del 2016 (el primero que mostre al comienzo).
Conclusión: ¿Por qué tantos rebrandings?
Como conclusión, podemos plantearnos la pregunta obvia: ¿por qué tantos rebrandings en tan poco tiempo?
La respuesta que más fácil nos puede venir a la cabeza es que esta nueva identidad de marca es una «vuelta a los orígenes», donde la «U» tomaba todo el protagonismo, pero al mismo tiempo con este rebranding se le da una frescura con la que la marca puede ser fácilmente asociada a la tecnología, movimiento y fluidez.
¿Error o acierto por parte de Uber?